El arte como pulsión
- uatxfiloletras
- 10 may
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Julieta Miranda Russo / Filoletras
Pintura acrílica, pinceles, óleos, soportes de madera, láminas, cuadros embalados cuidadosamente, libros y revistas de Artes Visuales. Esto y otras cosas se encuentra uno apenas se abre la puerta de su atelier. Entro, me siento en una de las sillas -que también están intervenidas con dibujos y pinturas- y, mientras tomamos mate, hablamos.
“Recuerdo dibujar a los 6 años en las libretas de compras de mi mamá: en medio de los números y las cuentas, aparecía un garabato mío.”

Hoy Analia Russo, licenciada en Artes Visuales, sostiene que el arte siempre atravesó su vida, incluso antes de elegirlo como su camino profesional.
Dibujando en libretas, cajas de fósforos, bordes de cuadernos escolares y cualquier soporte que le permitiera dejar un trazo, encontró una pulsión dentro del dibujo. A los 14 años decidió comenzar a perfeccionarse y profundizar en distintas técnicas, algo que resultó un desafío, ya que vivía con sus padres en una zona alejada de la ciudad. Sin embargo, logró contactarse con un taller de dibujo y pintura, y ahí comenzó su camino de instrucción y aprendizaje:
“Cuando entré a ese taller, fue amor a primera vista, oído, olfato, tacto… se me despertaron todos los sentidos. Entrar ahí era inundarse de olor a trementina, aceites, incienso, escuchar música, ver bocetos y pinturas por todos lados.”
Cumplidos sus 18 años, decidió estudiar la Licenciatura en Artes Visuales en la Universidad Nacional de San Juan, en Argentina. A los pocos años comenzó a trabajar, se casó y tuvo hijos, pero nunca dejó de producir ni de perfeccionarse en su técnica. Ahora, con una familia que la acompañaba y apoyaba en su camino.
Siendo aún estudiante, ganó certámenes nacionales, lo que la alentó a continuar su camino artístico y creativo.
“Empecé a mandar obras cuando todavía no egresaba de la universidad; mi currículum era muy escaso, pero yo igual lo mandaba junto a la obra. En algunos me rechazaron, pero en otros quedé seleccionada, lo que me motivó a tomar esto como una profesión.”
Con el paso del tiempo, fue reconocida nacional e internacionalmente, siendo premiada en provincias argentinas como San Juan, Mendoza, Buenos Aires, Entre Ríos, Santa Fe y llevando su obra a países como Uruguay, España y Portugal.

Así como de niña buscaba cualquier espacio para dibujar, de grande siguió buscando materiales y explorando distintos soportes. Así, su técnica mixta se caracteriza por no abstenerse a un material ni a un medio en particular: no se trata solo de óleo sobre lienzo, sino de esmaltes sobre chapa, acrílico sobre madera, alambre sobre alambre, tinta sobre cajas de fósforos, óleo sobre cortezas de palmeras, alas de mariposas intervenidas, y otros elementos tanto naturales como artificiales que forman parte de la vida cotidiana, pero que su ojo logra visualizarlo dentro de una obra de arte.
“Todo material cotidiano, así sea considerado deshecho, para mí es un material poético con el que puedo trabajar. Quizás encuentro en la calle un tornillo o un alambre con una forma que me llama la atención y lo guardo. Después, en mi atelier, lo hago parte de mi proceso creativo.”


Dentro de toda esa exploración, en sus más de 30 años dedicándose profesionalmente al arte, hay algo que siempre se mantiene: el trabajo con la figura humana. En todas sus producciones aparecen cuerpos, rostros, manos, pies, de manera completa o fragmentada:
“Me importa mucho el recorrido de la humanidad. Son obras que trabajan con el ser humano como protagonista, por lo que es inminente que las cuestiones sociales lo atraviesen. Trabajo temas que me afectan como parte de una sociedad y, por lo tanto, busco poder dialogar a través de mis obras con los espectadores.”
Tópicos como el paso del tiempo, la muerte, la nostalgia, el recuerdo y la soledad se hacen presentes en cada una de sus construcciones. Y además de expandirse en la búsqueda de materiales, también lo hace al dialogar con otras artes, como lo es la literatura: realizó interpretaciones de cuentos de Julio Cortázar, Don Quijote de la Mancha, poemas de Alejandra Pizarnik y varios autores locales.


“No sé si suceda, pero me gustaría poder dejar una huella con mi producción, y que quienes estudien Artes Visuales en un futuro, sepan de mi obra, mis influencias y mi historia.”
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